miércoles, 18 de febrero de 2015

El día sondea los bostezos lentos,
merodea la turba que arrastra el insignificante trozo de amianto,
y no son sino dóciles fiesteros que salen hacia la laguna.

Quiebran sus varas salvando los vasos que portan la lluvia
que más tarde derramarán sobre las aguas calientes de la piel
de la vaca
o de la estatua.

Han sitiado al ganadero que pasta con su podredumbre,
el maestro enjambre que enfatiza sus heridas
e invisibiliza las muertes de otras, que no fueron,
que no pensaron,
al menos igual.

Tersa estaca, lucha libre, fratricida liviandad,
que poco cuesta el pan duro cuando se es de barro
y se es de poca hambre,
como simulan las esquinas ser cañones
y qué tristes andan los agujeros de las balas.

Somera la mano que agarra a quienes peregrinan por ideas,
que sana la rabia que aplasta la moral vertical,
que suave el puño que aplasta el fascismo,
dulce el aullar del lobo contra el viento, monte arriba.

Descifra en el pecho, pinta el hueso  con aire, desentierra a la luna,
escarba la entraña, embolsa la mandíbula…
…las fosas se abren, recuperan memoria
…las familias se abrazan, encuentran a la madre/ padre

…la lucha continúa.

A Carmen Luna Alcázar, a su familia, a la Humanidad Libre.