viernes, 29 de marzo de 2013

a los poetas malvistos.

Tienen la mirada extasiada en petróleo,
tienen en los dientes fémures de cérvidos
en descomposición, los poète maudit.
con las manos escriben sonatas que invocan a la muerte
con compases imposibles para oboes óseos,
figuras musicales cuya vibración solo percibe el cerebro,
porque el corazón bastante tiene con bombear su placenta de negro plasma.

Son la palabra atemporal, atonal y atomizada
que restriega su infernal semilla en lo que fue fértil y puro,
es el cáncer de lo étero, la huida de la cordura
entre los soportales de la carne, una biopsia a la desesperación,
una trapisonda cruel, donde el lector agónicamente folla con el poeta.

Cruzan en canóas de lomo áspero y puntiagudo desgarrando
las lentas olas de la vida fácil a la que dicen no temer,
paisaje fiel a la sed homosexual de los nervios
no precisamente francesa y espontáneamente apátrida.

Peatones estancados en semilleros, tragaluces del microcosmos del dolor,
son la tersa cintura que perpetúa los gritos trastornados de los niños invisibles,
la enfermedad del perro sin sombra, la lealtad del bar que nunca los acogió definitivamente,
para finalmente burlar al pabellón psiquiatrico que atrapa a los huidos y a los huidizos.

Rescatar a los remordimientos para desafiar a la nostalgia que retrata las pesadillas,
sumergirse en lo lo crudo de la tempestad para aceptarla como es, indomable,
canalizar los medios que a su fin último consagran a los poetas
como deudores de la naturaleza, cuyo ganacial último es ser desposeídos de la locura
o consagrados con el conjunto vivencial de la misma, que la hacen pura, única,
con el sentido pertinente que todos buscan, a la razón de la existencia,
que les lleva una vez más al incipiente despertar de la poesía nuevamente.

Tal vez el crudo en sus miradas, no sean tal vez más que unas manchas, pero de tinta.



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1 comentario:

  1. No hablo del corazón que algunos arañaban con el filo de una bala, escapando de la incómoda forma de vivir con tanta pregunta sin respuesta, aunque de preferir, prefirieron los tiros en la sien, siendo remedio este para sus nervios

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