Distraen y advierten con su pluma,
desde su despacho sin ácaros ni humedad,
saben del giro del globo, y del postal,
publican asiduamente esos vigorosos catecúmenos
-son los visionarios y satélites políticos- sociales-,
no ven la televisión y leen periódicos,
escriben frágiles columnas,
critican a uno u otro político adversario,
se acusan de robos, aluden a la historia,
desde la desmemoria y el antojo,
son intelectuales incorporales,
hablan como escriben: desde la distancia,
y guardan cerquita a su Amo,
en la cajonera donde encierran documentos,
bajo llave, antes de dormir plácidamente.
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