lunes, 5 de septiembre de 2011

Mi balcón sin luz.

Jugando con la alquimia
translúcida de tus pecados,
con la lengua lejos de mi boca
y cerca de tus sueños líquidos
los que a veces llorabas (todo recuerda a papá).
Me quedo sin sed ni equilibrio;
te pido un torniquete silencioso,
una caricia discordante
y treinta minutos de luz y de
oratoria,
desde mi balcón oscuro.


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