lunes, 21 de noviembre de 2011

Verano inconsciente.





Hubo un intento de hacer arder las cortinas de su balcón,
de deshacer con insultos cuanto se construyó con besos, de dar muerte
al deseo y aprender a estar herido,  pero solo y sin recuerdos.

Le dejé un book de fotos  y un libreto con esbozos del futuro,
de un futuro con trazos de miedo, y trazos de complejos y de anhelos;
también hice una promesa pero ella finalmente no la oyó.

Y toqué la guitarra todas las noches, y la dibujé alguna que otra tarde,
y continué llorando pero ya no intentaba poner remedio, ni sal (a las heridas), ni tripas(ni
corazón). Tan solo puse tierra de por medio, tan solo huí como un vulgar cobarde.

Hice un curso de buzo, me matriculé en psicología, y me afilié al sindicato,
y bebí y titubeé amargamente, y los vecinos me miraban como si me odiasen,
también leía literatura en desuso, poemas nauseabundos y comic denostado.

Me animé a escribir una historia, en la que dos personas se amaban por encima
de la mentira, el miedo y la desesperación, les acabé matando, y murieron de frío
 pero abrazados, si eso es, murieron pero abrazados.



No hay comentarios:

Publicar un comentario