Llora Bukowski tropelías y faltas de respeto
quema el whisky en sus encías
y sus sinapsis propagan llamas y cefaléas,
lentas paradojas y engaños.
Bukowski llora y sonríe finalmente
y su cabeza de bufalo le salva
-comiendo arroz no llegará a nada-,
no valdrá para importante
y le multarán al salir de casa,
aunque no se estén riendo de él.
Y el obsequio será una ganzúa
y el postre, un licor inagotable y
una jugosa prosa glaseada
que no dejará muertos, ni aspirinas.
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